lunes, 22 de febrero de 2016

El castillo de Montesa

El Castillo de Montesa fue la sede de la Orden de Montesa, y está situado en la cumbre del montículo que domina la villa, donde están las ruinas de su histórico castillo.




Fue calificado como uno de los más fuertes del Reino de Valencia por sus gruesos muros, fuertes torres y espaciosa plaza de armas, en la que se dice podían formar hasta 2000 hombres. En su interior se encontraban el convento, la iglesia de la Orden, el palacio del Maestre, los cuarteles, etc. 




Fue centro y refugio de los musulmanes disidentes hasta que en abril de 1277 el rey Pedro III de Aragón consiguió tomar el castillo por asalto.



Tras haber sido donado por el rey Jaime II de Aragón a la recién creada Orden que llevaría el mismo nombre de Montesa, el recinto del castillo fue reconstruido y ampliado. En 1347 la Orden de Montesa compró a Pedro IV de Aragón numerosas villas y castillos, con lo que la Orden pasó a ser dueña del Maestrazgo.




Los Reyes Católicos incorporaron al patrimonio de la Corona los maestrazgos de las órdenes de Santiago, Calatrava y Alcántara, a fin de mermar el poderío de las mismas, pero el maestre de la Orden de Montesa continuó con grandes honores y privilegios y siguió actuando de modo independiente.




El terremoto del 23 de marzo de 1748 ocasionó el derrumbamiento de gran parte del castillo. Siete años más tarde, el 1 de noviembre de 1755, y durante la celebración de la eucaristía, se produjo un nuevo movimiento sísmico que provocó el pánico entre los oficiantes y fieles que llenaban la iglesia del castillo.




Y tras esos sucesos el castillo quedó abandonado, aunque sus restos fueron declarados monumento arquitectónico-artístico en 1926, durante el reinado de Alfonso XIII.



A finales del siglo XX y principios del XXI se realizaron diversos trabajos arqueológicos, seguidos de obras de consolidación e incluso restauración, cuyo pináculo fue la reconstrucción de la sala capitular del castillo.



Las ruinas que hoy observamos corresponden a las reformas efectuadas en época cristiana sobre la base del castillo musulmán. De época árabe encontramos pocos elementos como son la entrada en forma de codo y el albacar.  




El castillo es de planta poligonal ocupando la totalidad de una gran roca que se eleva sobre el terreno y que además fue trabajada para perfilar paredes lisas y verticales. En su construcción se emplearon grandes sillares de piedra labrada.





martes, 2 de febrero de 2016

La Cartuja de la Vall de Crist de Altura

La cartuja de Vall de Crist estuvo vigente durante seis siglos y fue uno de los centros eclesiásticos y de más contundencia histórica que alberga la Comunidad Valenciana. Mientras estuvo en pie diversos papas la visitaron, se celebraron grandes encuentros de índole eclesiástica y su control abarcaba numerosas propiedades como villas, fábricas, masías, terrenos y viviendas dispersas por todo el reino de Valencia.


La cartuja de Vall de Crist situada en la Villa de Altura fue fundada por el entonces infante Don Martín de Aragón, que luego reinaría como Martín el Humano, en 1385. Cuenta la leyenda que estando el Infante Don Martín (el Humano) durmiendo la siesta, vio en sueños cómo bajaba Cristo desde el cielo para juzgar a los mortales y en su presencia se manifestaban todas las señales que han de preceder al Juicio Final en el Valle de Josafat: se conmovió la tierra... Así que, queriendo fundar Don Martín un monasterio cartujo y acordándose de esta visión, decidió encomendar la búsqueda de un lugar entre sus tierras que se pareciese al Valle de Josafat. En aquellos días se encontraba por allí un peregrino que había venido de dicho Valle; éste, junto a otros señores de la Corte, algunas personalidades del mundo religioso y Don Martín, tras visitar varios puntos de la región, encontraron el lugar en el que ahora está fundada la Cartuja, una hoya que ciñe Altura, ya que el viajero le había dicho al Infante que "en todo lo visto no hallaba puesto que se pareciese más al Valle de Josafat".


 La importancia de la cartuja se puede deducir por los personajes que moraron en ella como Bonifacio Ferrer, que llegó a ser prior mayor, San Ignacio de Loyola o el antipapa Benedicto XIII (el papa Luna), así como las importantes decisiones que en ella se tomaron.


 En 1386 se colocó la primera piedra de la iglesia de San Martín que es uno de los escasos edificios que aún se conservan y se comenzó la construcción del claustro. En el año 1397, Benedicto XIII, el papa Luna, morador ocasional del monasterio, le anexionó la Rectoría de la iglesia parroquial de Castellón, pese a las protestas de los clérigos y vecinos ésta. En 1399 se inició en la cartuja de Val de Crist la construcción del claustro mayor, también en estilo gótico, como los anteriores. Y la construcción de la iglesia Mayor, terminados ambos en 1428.


En los primeros siglos de la Cartuja, la principal actividad fue la ganadería. Las veredas, hoy prácticamente perdidas, tuvieron una gran importancia para la trashumancia, ya que conectaban las tierras altas de Teruel con los valles del Palancia y del Turia. Confluían en la Torrecilla, lugar estratégico donde se han localizado diversos yacimientos que demuestran su uso ya en épocas prehistóricas. La cartuja de Vall de Crist adquirió durante este siglo un gran poder, al recibir el diezmo de las poblaciones cercanas y al poseer innumerables viviendas en pueblos dispersos por toda la zona Valenciana, desde Altura, Segorbe, Jérica, la propia Valencia, entre otras.


 En 1525, en una Historia de Portaceli, aparece la fecha exacta de la expulsión de los moriscos de Altura por parte de Vall de Crist: «Se hicieron muchos al monte, que juntos con los de Segorbe i Vall de Cristo, hasta quatro mil se retiraron a la Sierra de Espadán, de donde hazían surtidas para robar...». Ese mismo año el prior Marqués se hace eco en su libro de la expulsión de 1525: «Lo monestir llança los moros del raval y poblá de chritians». Éste acto supuso el fin a la morería de Altura. Diseminadas por las poblaciones serranas permanecieron estas familias moras, hasta su definitiva expulsión en el año 1609.



 La historia contemporánea de la Cartuja se ve alterada por sucesivos abandonos y regresos, el primer abandono se produjo en 1706 durante la guerra de sucesión, ante el temor de las represalias que pudiera tomar contra ellos Felipe de Borbón, tras la marcha a Valencia, dado que el prior José Tomás Ferrer había prestado obediencia al archiduque Carlos, los monjes abandonaron la Cartuja volviendo pasado aproximadamente medio año después. Un nuevo abandono se produjo entre 1808 y 1815 tras la invasión de las tropas napoleónicas, regresando a la cartuja con la Restauración de Fernando VII. En la actualidad y debido a la desamortización de Mendizábal, que provocó el abandono de la cartuja, se encuentra en estado de ruinas conservándose apenas la iglesia de San Martín y la iglesia Mayor, de la cual se pueden ver los tres lienzos de la portada y los laterales.



En el 2003 se funda la «Asociación Cultural Cartuja Vall de Crist» desde este momento se ha invertido gran cantidad de capital en la recuperación de la hospedería, así como todo el entorno que formaba parte de particulares.